
Curva de estabilidad energética o de Morse

Para que se forme cualquier tipo de enlace estable, el sistema resultante debe tener menos energía que el que constituían las partículas aisladas. Es más, cuanto mayor sea la disminución de energía, mayor será la estabilidad del enlace y del sistema formado.
Es decir, cuando dos átomos están lo suficientemente separados, se puede suponer que no existe influencia mutua entre ellos y que la energía del sistema formado es nula, pero a medida que se van acercando, hay fuerzas de atracción y de repulsión.
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Al acercarse, se ponen de manifiesto una serie de fuerzas de atracción de sus núcleos sobre las nubes electrónicas de los otros átomos (fuerzas de largo alcance), lo que produce una disminución de la energía del sistema.
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Cuando los átomos se encuentran uno cerca del otro, empiezan a actuar las fuerzas de repulsión entre las nubes electrónicas, estas fuerzas tienen un efecto mayor a corta distancia, entonces el sistema se desestabiliza
Estado de estabilidad
Energía nula


Predominio de repulsiones

El resultado es la formación de una agrupación estable, acompañada de un desprendimiento de energía: la energía de enlace. Además, en el estado de estabilidad hay una distancia que se denomina distancia de enlace y la energía correspondiente a esta distancia es la que se desprende al formarse dicho enlace.

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El agua es una molécula extremadamente estable por eso no se descompone fácilmente.
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El oxígeno molecular (O₂) es necesario para la mayoría de reacciones exotérmicas (como la respiración y la combustión).
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Los átomos buscan estabilidad energética, formando moléculas más estables o reaccionando con otros.
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La naturaleza tiende a los estados de menor energía: desde una avalancha hasta una reacción química.